domingo, 24 de junio de 2007

VIAJE SIN VUELTA

Cuéntame el secreto de la luz acorralada
en el fondo cavernoso de mi tierra más húmeda
hasta donde desciendes ávido y sediento
a posar por ti mismo tus pequeñas luciérnagas.

Dibuja en tu piel el mapa hasta mi centro
la marcha deliciosa del viaje que emprendiste
no escatimes detalles, las señales no sobran
para alumbrar la ruta de goces y placeres.

Acuna los gemidos en tu oído dispuesto
resbala por los bordes filantes de mi abismo
que tu viaje sin vuelta desprecie el parpadeo
del faro que pretendes alzar en mi arrecife.

Y cuando en la tormenta implores por auxilio
sabrás que tierra adentro es posible el naufragio
subirás desde el fondo vacío de luciérnagas
a nacer nuevamente desnudo entre mis piernas.

BESTIA

Bestia bramaré
Persiguiendo el perfume de tu huída
Viento abajo, pasto seco:
El colgajo de tu piel en las espinas.

Te daré ventaja
Bestia aullaré a la luna o a la lluvia
Senda arriba, bosque oscuro:
El hueco de tu huella en el camino.

Con ojos amarillos
Bestia miraré la sombra de tu fuga
Noche adentro, tan silencio:
El ruido de una rama fracturada por tu pie.

Con el hocico rojo
Bestia lameré la sangre de tu herida
Carne abierta, alma que huye:
El luto de tu muerte en mis ojeras.

MASCARAS

Detrás de la máscara mis ojos
detrás la piel, la faz enmascarada
detrás la suavidad, los labios rojos
detrás la voz sutil, la risotada.

Detrás el pelo oscuro, las ojeras
detrás las cejas negras, las pestañas
detrás la palabra aventurera
detrás la incertidumbre que me empaña.

Detrás el beso, el grito, la mirada
detrás la lengua, el llanto, la faz muda
detrás nadie diciendo que no hay nada
detrás de aquella máscara desnuda.

SALIR DEL SILENCIO

(Del libro "Territorio de Silencio")

Salir del silencio
austera y asustada.

Salpicada de secretos
sumida
en insondables sensaciones
en la soledad que subyace
en las palabras
con resuelta y segura sutileza
sumando
sortilegios
sucesos
situaciones.

Sombra subiendo al sol.

Salir del silencio
significa
ser
símbolo
signo
señal visible
de mis sencillas semejantes
y suplir
de singular manera
sus silentes siluetas soterradas.

Salgo del silencio
subvertida.

ALAZANA

Como potranca sola en la ladera
galopa la hembra humana, desolada
al viento su crin larga y enredada
azota su cintura y sus caderas.

Relincho hay en la boca lastimera
resuena el triste eco en la quijada
vacío de una queja vuelta nada
tras el veloz trotar de su carrera.

Hay que verla desnuda y desbocada
aromada del perfume de los notros
y sus ancas por la luna iluminadas.

Huele al aire la presencia de los otros
y con celo de potranca encabritada
escoge a su alazán entre los potros.

DILO

Nómbrame.

Desliza por tu boca
mis vocales redondas

degusta el grueso vino
de esas consonantes

qué vibre de placer
tu lengua en mis acentos.

Nómbrame.

Modula esa palabra
mordida como fruta

el tibio pronunciar
tu boca saborée

de tu garganta escoge
la voz que me señale.

Nómbrame.

Invéntame otros nombres.

No dejes de nombrarme.

ADVERTENCIA

Guarda el tuyo bajo llaves:
Ando en busca.

Te aconsejo que lo escondas:
Voy de caza.

Es mejor que te asegures:
Hurgo todo.

Cuando quiera te lo encuentro:
Te lo advierto...

Que de un roto corazón busco reemplazo

LAVANDERA DE LA MUERTE

Igual que las antiguas araucanas
llevé a lavar mi muerte allá en el río.

Despacio la saqué de mi canasta
como quien saca a un niño dormido de su cuna.

En voz baja le dije: " No te asustes.
El agua está muy fría, mas, luego te acostumbras".

Rodilla en tierra y un canto de araucarias en la boca
hundí a mi muerte en las aguas torrentosas de ese río
por el que sus largos ropajes navegaron.

Ella no dijo nada.
Se dejó golpear contra las piedras
sin proferir palabra alguna.

Lavé, golpée, restregué, volví a golpear
su figura macilenta en las orillas.

El río me miró con ojos claros
dejando una pregunta suspendida.

Se llevó por respuesta entre sus aguas
un murmullo como el llanto de las viudas.

Ya por fin terminada mi faena
estrujé la limpia muerte entre mis manos
y la puse a secar entre arrayanes.

A su lado me tendí la tarde entera
conversando sobre asuntos de mujeres
que no puedo repetir en estos versos.

En la puerta de la noche ya golpeaba
el lucero que nos dice: Hasta mañana.

La tomé con cariño y la doblé
y la puse otra vez en mi canasta.

Con las huellas del sol en nuestros huesos
caminamos en silencio hasta la ruca
donde ella me acostó sobre la tierra
cubriéndome con su traje olor a río.

DEGUSTAR

A barco solo, a mares
a gaviotas de tierra
a cielo sin vergüenzas
profundamente a cielo.
A naranjas, a incendio
al silencio borroso
del agua en donde flotas...
A brevísimas uvas
a destilado vino
sabe el beso lascivo
que sale de tu boca.

HISTORIA

Hubo un día una mujer que dijo mar
y se le llenó de sal la boca.

Dijo vuelo esa mujer
y quebró sus huesos en la caída.

Esa mujer dijo violines
y en un latigazo se cortaron sus cuerdas.

Hubo un día una mujer que cayó para siempre.

Y calló para siempre.

DESCALZA

Y de un zarpazo duro el cuero se alza
rasguño que a su piel la condecora,
medalla es el dolor que le devora
su costumbre de andar así, descalza.

Sublima tanto ardor en una danza
el ritmo de una música la mora
copiándole los tonos a la aurora
del rojo de su sangre el suelo mancha.

Ya insensible al dolor tan recurrente
hay espinas de rosas en sus plantas
que le vacian la vida lentamente.

Sin queja de dolor, tan sólo canta
y el sonido que le brota en la garganta
acompaña su hemorragia mansamente.